La arquitectura y el urbanismo son posibilidades para materializar el futuro. Sin embargo, ¿cómo diseñar un futuro común, pero manteniendo el porvenir abierto a significados y en constante movimiento partiendo de los sujetos que se apropian de él? ¿Cómo puede la arquitecta entenderse a sí misma como parte del movimiento para revalorizar los espacios colectivos? ¿Cómo utilizar esta herramienta para distribuir el poder: construir democracia directa y comportamientos libres basados en la participación en la vida diaria? ¿Cómo reconocer la relación como herramienta para construir una arquitectura de la libertad?
A partir de un análisis crítico de cómo se estructuró históricamente la arquitectura como disciplina, buscamos reconocer los límites de nuestro desempeño, pero también descubrir posibles referentes de proyectos abiertos a la transformación, que resignifican las estructuras de dominación y monopensamiento, de con el fin de crear estructuras mínimas para que surja la diversidad y la pluralidad. Frente a la concepción de la arquitectura guiada por la organización, codificación, control y determinación del espacio (caracterizado por paradigmas de extracción, modernismo y colonialismo), se evalúa aquí para pensar en una arquitectura que descondiciona y que existe en relación intrínseca al lugar en el que se emplaza, de manera generosa para dejar un espacio abierto a lo indefinido, a la imprevisibilidad de la vida. A través de relaciones y estructuras abiertas para acoger y dialogar con la diferencia, con el otro, con el contexto.
Es posible decir que la investigación de lo que constituye una arquitectura de libertad ha sido una línea dentro del campo expandido de la arquitectura y el urbanismo desde 1947. En la construcción del Museo de Arte MASP de São Paulo, la arquitecta Lina Bo Bardi, a partir del lleno, dibuja “un vacío impregnado de posibilidades para el ser humano: ocio, alegría, cariño” (PERROTTA-BOSCH, 2013, sp). La arquitecta diseña no solo el espacio construido, sino una “arquitectura de libertad”, como dice John Cage en su visita.
El museo fue un “nada”, una búsqueda de libertad, la eliminación de obstáculos, la capacidad de ser libre frente a las cosas. 一 BARDI, 1990, s.p.
Esta perspectiva enfocada a promover comportamientos libres y la activación del espacio se profundiza en la década de 1960, con experimentos en participación en la realización artística de Hélio Oiticica (Parangolés y el Programa Ambiental), Lygia Clark (Arquitectura Biológica, Cuerpos y Estructuras Vivas), Lygia Pape (Espacio magnetizado), y se materializó nuevamente en la arquitectura de la Cidadela da Liberdade (Fábrica Sesc Pompéia) en 1977. En el proyecto Sesc Pompéia, manteniendo una gran parte de la estructura de la nave industrial existente, Lina señala un camino de acción para el arquitecto contemporáneo: haciendo uso de la apropiación, maniobra en el campo del arte (WISNIK, 2016) que consiste en reconocer, imaginar y materializar nuevas relaciones y significados a partir de lo existente. Lo que se propone aquí es reconocer el potencial dentro de unos límites. Reconócete más allá de la intervención que construye una relación de figura y fondo, pero ponte en diálogo con lo existente: transformar el desperdicio en potencial, el tabú en tótem. No ejerzas un posicionamiento modernista y utópico desde la pizarra en blanco, desde el papel en blanco, sino invierte en el derecho a inventar una nueva ciudad desde lo real, y a través de este gesto proyectual poético y creativo.
No es simplemente el derecho a lo que ya existe en la ciudad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo radicalmente diferente. 一 HARVEY, 2011, s.p.
Por lo tanto la apropiación no significa solo la intervención y reencuadre del espacio existente por parte del arquitecto, sino también el uso y transformación del espacio por parte de los usuarios, como un proyecto que se hace en proceso, en el tiempo, en las relaciones. Se admite así la contradicción entre el uso imaginado y lo que surge de las relaciones reinventadas del uso cotidiano. Una arquitectura sin fin, sin uso predeterminado y que nunca se acaba, porque se desarrolla en la experiencia. Una arquitectura del futuro practicada aquí y ahora. Una arquitectura que no está calificada por sus propiedades, sino por sus capacidades. Una arquitectura de soporte, que soporta un campo indeterminado - reconociendo que un espacio existe tal como se practica, abierto al movimiento: en el que la forma en sí es cambiante o, dentro de sus límites, puede haber dispositivos que redefinen permanentemente su contenido .
Entonces la arquitectura de la libertad sólo existe en la ambigüedad: es la paradoja, el uno y los muchos, el lugar de encuentro entre el establecimiento de límites - que controlan, definen y aceptan - y la ruptura de ellos - lo indeterminado, lo espontáneo, lo inesperado, lo libre.
Además de un espacio físico vacío, es fundamental abrir un espacio mental, imaginario colectivo, un espacio devenir, simbólico y psíquico, abierto al diálogo y la transformación, y lleno de pertenencia, identidad y reconocimiento. Un espacio de equilibrio dinámico, territorio fluido, vivo, hecho y rehecho a partir de negociaciones y asambleas constantes, en el que existe el respeto a la diferencia por el deseo de estar juntos.
¿Cómo establecer otras formas de investigar, practicar y aprender sobre el diseño contemporáneo? Se investiga una reflexión sobre la acción a partir de tres aspectos complementarios y simultáneos: el reconocimiento de la preexistencia del espacio, la existencia del arquitecto como sujeto perteneciente al espacio y la convivencia como creación de una arquitectura que apoya a lo común. Estar en el espacio y actuar en respuesta a él, dejarse atravesar por los afectos y componer con ellos.
¿Cuáles son las situaciones que componen la ciudad preexistente? Espacios residuales, abandonados, ociosos. Los espacios intermedios no cumplen su función previamente concebida, por lo que son libres, abiertos, vacíos; terrain vagues (SOLA-MORALES, 1995). Territorios con potencial latente, pero olvidados e invisibilizados por la ciudad global. Desde el reconocimiento del espacio, es necesario comprender más de cerca cuáles son las dinámicas y relaciones que lo componen. ¿Qué imágenes y recuerdos habitan este espacio? ¿Cuáles son los elementos materiales que lo componen? ¿Cuáles son las lógicas invisibles que lo controlan y definen? ¿Qué atrae y qué repele acciones y prácticas? ¿Cuáles son las singularidades que se podrían gestionar? ¿Cómo crear una nueva narrativa y significado para el espacio a partir de lo que ya existe?
Como en los experimentos artísticos de los años 60, se pretende construir un lugar común a partir de un comportamiento libre, autónomo, participante y corresponsable de los usuarios del espacio, pero también de la(el) arquitecta(o) - en constante interacción con el lugar donde se proyecta. Desde la presencia en el espacio y la sensibilización del cuerpo, la(el) arquitecta(o) puede comprender la complejidad de los flujos que operan en el espacio y dinamizarlos, proponiendo nuevos elementos y, con ellos, otros movimientos. Así, desde el cuerpo y el cariño, se establece un espacio en constante reordenamiento, un proceso de vida guiado por una ética de protección de la diversidad y la convivencia.
El artista que espera actuaciones del público, deja espacios vacíos para que sucedan. 一 MARTUCCI, 2009, pág. 14.
El artista-arquitecto utiliza así prácticas que invitan a posibles usos de los espacios creados, pero los mantiene abiertos a la apropiación del público. Un diseño programáticamente maleable, que pone límites a la manipulación. Invita a múltiples apropiaciones, ofreciendo un camino posible para cada percepción. Infraestructura mínima que, junto con las prácticas corporales, califica el vacío, instigando el surgimiento de un espacio libertario, democrático e inclusivo, en la práctica, en las relaciones.
Es la suma entre el soporte que puede inventar el arquitecto y los diferentes momentos de su existencia, lejos de las manos de quien lo diseñó, lo que constituye el poder de una arquitectura de libertad. 一 MACIEL, 2015, s.p.
Hoy parece fundamental superar el paradigma de la modernidad, desde un sentido positivo, es decir, como acción contra la hegemonía, emancipadora, potenciadora de las diferencias. La posibilidad que surge reconoce y dialoga con la trama de la vida, a partir de prácticas de relación situadas. De esta propuesta surge una intimidad radical de los cuerpos disponibles, abiertos a relacionarse con lo diferente, con el otro, con el lugar, creando así otra dinámica de negociación del espacio y sus límites. La apertura de espacios de intimidad y relación se muestra como una herramienta fundamental para construir futuros comunes y, por tanto, para una democracia real. ¿Cómo sostener este movimiento vivo de continua re-existencia de lo común?
Son acciones moleculares, que actúan en las grietas e intersticios del tejido urbano controlado, pero que pueden representar importantes puntos de partida para nuevas comprensiones del espacio como cuerpo vivo a imprimir y modificar por la acción humana de forma colaborativa y participativa, en la constitución de acciones micropolíticas que engloban el espacio urbano en una construcción común. 一 RENA, 2015, p. 169.
Nota
Este artículo es un extracto publicado originalmente en la Revista Cadernos de Pesquisa # 5 de Associação Escola da Cidade. El trabajo especuló sobre la práctica del diseño táctico, guiado por la reflexión-en-acción, buscando dar respuesta a lo que sería una arquitectura de la libertad y cuál sería el papel del urbanista en la construcción de la infraestructura mínima para que emerja lo espontáneo, un espacio libre y abierto a significados, en cionstante transformación a partir de los actores que se lo apropian. Este trabajo se inició como un proyecto del Estudio Vertical, en alianza con Antonio Carlos Silva Santos, Barbara Amaral, Beatriz Brantes, Francisco Leão Andrade, Maristella Pinheiro, Mateus Atalla e Isadora Panachão, y luego continuó en el Trabajo de Finalización del Curso, desarrollado en 2016 bajo la dirección de Marina Mange Grinover.
Referencias bibliográficas
BARDI, Lina Bo. Una clase de arquitectura.
DE CERTEAU, Michel. La invención de la vida cotidiana: artes de hacer.
DUARTE, Pedro. El encomiable riesgo de escribir sin fin.
HARVEY, David. Derecho a la Ciudad.
INGOLD, Tim. Horizontes antropológicos.
MACIEL, Carlos Alberto. Mucho más allá de la sombra del paso elevado.
MARTUCCI, Elena. Un camino de libertad.
NEGRI, Antonio. La constitución del común.
PERROTTA-BOSCH, Francesco. La arquitectura de los intervalos.
RENA, Natacha. Procesos creativos biopotentes que constituyen nuevas posibilidades de constitución de lo común en el territorio urbano.
SOLA-MORALES, Ignasi de. Terrain Wander.
WISNIK, Guilherme. Derecho a la ciudad: un concepto para pensar en Brasil hoy.
Marcella Arruda é arquiteta e urbanista, graduada pela Escola da Cidade em 2017, e atua como Diretora de Projetos no Instituto A Cidade Precisa de Você. Contato: marcella_arruda@hotmail.com.
Este artículo es parte del Tema del mes en ArchDaily: Escala Humana. Cada mes exploramos un tema en profundidad a través de artículos, entrevistas, noticias y obras. Conoce más sobre nuestros temas aquí. Y como siempre, en ArchDaily valoramos las contribuciones de nuestros lectores. Si quieres postular un artículo o una obra, contáctanos.